Entre dos, una estancia de colores,
y un mundo sin secuela de estridencia:
apenas un rincón mojándonos cascadas
de viruta de Luna y versos postreros
tan olvidados como renacidos al instante
cuando, dormidos, renunciamos despertar.
Un segundo mortal, eterno, esplendoroso,
acaparado sin peso, sin espesura futura.
Kabalcanty©2012