Aun recuerdo aquel poema que me dedicaste,
pues en él tú tiernamente para mi te inspiraste,
amor y deseo en sus letras como cascada derramaste;
suaves y enternecidas caricias para mi delineaste.
Con èl tú mi alma sedujiste de un modo cautivador,
y entre rima y rima fuiste de mi corazón el poseedor,
con esas letras te transformaste de un modo ensoñador;
en alfarero de mi cuerpo y de mis sentimientos el hilador.
En ellos, para mi, tu sentir de un modo poético plasmaste,
y tu contenida pasión por mi ese día me ofrendaste,
para mi un mágico mundo entre letras me inventaste;
y de sublimes sueños e inmensas fantasías lo llenaste.
Entre versos fui la Mariposa de un maravilloso cuento
y de tanto suspirar y suspirar casi me quedo sin aliento
ese día mis tristezas volaron en alas de mi amigo el viento
y los motivos para estar feliz fueron cada instante en aumento.
En el río de mi existir todo tu sentir allí desembocaste
y la curvatura de mis deseos hacia ti osado proyectaste
intuyo que con esas inefables letras tu a mi me hechizaste
todo eso con ¡AQUEL POEMA! Que tu a mi me dedicaste.