Descubrí como una luz azul escarchada
pregonó en acústica resonancia
el silencio de nuestras miradas de acero.
Descubrí como un latido en su pulso
hacía efeméride trascendental
en el cronopio fatuo de mis miedos.
Descubrí como lucen las estrellas
en la opera roja del agonizante sol
en su lenta caída entre las montañas.
Descubrí como un beso cubre el impulso
como las sirenas cantan sin ahogarse
como las nubes transitan el cielo
como el veneno no siempre mata
como la cura no siempre es buena
como la vida no es tan amplia
como lo suave no siempre es seda
como la tierra es menos tierra ahora
y como el amor acecha sin trampas...
Descubrí, sin querer descubrír nada.
Blas Roa