EL ÚLTIMO PESO
En los primeros días del año caminaba distraído. Un mendigo afligido y con un muy mal aspecto se me acercó y tendiendo su mano, pidió por Dios una limosna. Saque del bolsillo mi último billete, cediendo a él la oportunidad de comprar algo que mitigara en parte sus afujías.
No se mitiga el hambre con compasión, ni hacemos menos miserable al que lo recibe
Duros reveces nos da la vida, lo importante no son los mendrugos con que alguien nos alienta, sino la fortaleza con que enfrentamos nuestra suerte.
Cuando ayudas:
Debe estar presente tu bondad y el deseo infinito de colaborar con humildad, porque son situaciones desafortunadas las que arrastran a nuestros congéneres a amargas experiencias.
Clama por tu suerte con fe.
Regala con bondad.
Y por favor! Ama con franqueza.
LUIS ARTURO SAAVEDRA.