Aquel hombre... repetido en tantos hombres, vomito cuanta estupidez se le vino en gana, teniendo como único escudo ante la razón: una arrugada sotana y su autoproclamada figura autoritaria. Desde aquel entonces no le volví a hablar de religión... y seguimos siendo amigos - Defensa -
27/01/2013
Junior R. Velazquez L.