Quiero ser poeta
de esos consumados y despiadados,
escribir poemas
que sean amados y quizás odiados.
Que el poema ha de tener una rima,
donde una palabra con otra se arrima.
En mi caso el vocablo será un beso,
donde en una palabra de cerezo quedará preso.
Mis palabras serán como esa lagrima,
que baja por mi sonrojada mejilla,
pasando por mi barbilla
y se transforma en una flecha,
que atraviesa corazones,
con total delicadeza que explota
en ilusiones, así como en canciones.
Seré poeta a mi manera
lejos de la métrica exigida para ello.
Mi letra será coqueta donde imperara
la estructura que exhiba lo bello.
Haré poemas:
para ese amor que se casa con el dolor;
luego escribiré a los afortunados
en el desamor que conservan amor.
Algún día escribiré esas metáforas
que solo comprenda Dios.
Algún día versare,
al corazón que tenga una herida,
que ha sido curada con sal y limón.
Algún día besare,
un montón a la letra bandida,
la letra marcada y alimentada con sazón.
Mi mayor deseo es escribir poemas,
que contenga letras de sangre que sepan a mar,
letras que en ellos se puedan percibir,
la inspiración de un ser que de corazón sabe amar.
A la divina providencia,
a ese ser tan divino
que existe más allá de las estrellas,
con deferencia le pido su bendición
y que mis letras dejen huellas.
Que sea poeta
y que mis poemas sean como una guitarra
donde sus cuerdas, sean las cuerdas del amor.