Amor:
Supiste manejar las ataduras en mi vida, mas hoy tratas de arrancarme el corazón y ya hecha pedazos no me queda más remedio que amarte. Si supieras que hoy ya no siento lo mismo de antes, que ya la vida me sonrió, si supieras que amarte es mi perdición. Tranquila dama erguida en todos mis sueños, jamás te inquietaste ante esta libertad, que para serte franca nunca fui reclusa de tu maldad. Tú, digna dama erguida del amor, mas puro tu corazón jamás será. Siempre sincera con la vida y te entregaste con todo tu ser. Tus besos se me escapan entre las habladurías; se me escapan entre las palabras que hieren el alma y destrozan el corazón. Se me escapan dentro de tus mentiras y tu juego al amor. Quien sabría que tú, si tú a quien imagine ser alhaja de bondad, es vil en su lecho tirano del adiós. Adiós que ayer fue hasta luego, pero hoy es eterno. De mañana quien sabrá, ya de ti me habré olvidado y tu recuerdo solo será una gota de agua en un océano de nuevos amantes. Ya los besos de otro habrán borrado los surcos que dejaron tus labios, ya mi piel habrá sido reclamada por otras manos gentiles al rozar y ya mi cuerpo a otros le pertenecerá. Por mi bienestar no te tendrás que preocupar, muchos se encargaran de por mi velar. Suerte y éxito te deseo en la vida y mis más profundos pésames a tu próxima víctima. Adiós martirio de amor, que ya hoy, tuya no soy.