-- Aquí estoy mi amor.
Sé que me estás esperando,
y ya he llegado
para brindarte nuevamente
mi corazón.
Quiero que coloques
tu mano sobre él,
y que escuches su palpitar.
¡Sí, es porque estoy vivo aún,
gracias al Señor!
¡Vivo y enamorado!
Tener vida, amar y ser amado.
¡Tanta felicidad siento!...
¿Dónde estás?
Mi amor... mi avecilla...
aquí estoy...
¿no bajarás a recibirme?
Mira que hoy me siento
muy mimoso y quiero
que tú bajes...
no voy a subir yo...
Ah, amor, aquí estás...
¡Cuán bella eres!...
Sigue bajando,
dos escalones más...
¡Y a mis brazos!...
¿Cómo estás mi vida?
¡Cuántos deseos tenía de llegar!...
de estrecharte entre mis brazos,
como lo estamos haciendo...
Tengo un regalo para ti.
Cierra los ojos...
déjame colocarte mi presente
en tu divino cuello... así...
Abre los ojos y mírate
en el espejo.
¿Te agrada? te queda hermoso...
el collar de perlas
que tanto deseabas,
ya es tuyo...
Y yo también soy tuyo...
¿verdad mi amor?
¡Qué labios calientes tienes!
Me haces recorrer por mi cuerpo
una especie de frío y fuego
interior a la vez.
¿Me amas?
Lo sé, vida mía, lo sé.
He llegado para amarte,
para que me ames...
Mírame a los ojos...
no dejes de mirarme,
sigue mirándome...
¡Oh, amor, cuánto te amo
y te deseo!...
¿también tú?
Entonces subamos los dos
las escaleras, juntos...
Vayamos hacia nuestro
lecho matrimonial,
y hagamos el amor.
He llegado para amarte.
Amémonos los dos...
Detén tus pasos...
quiero alzarte, subirte
en mis brazos,
como la primera noche,
¿recuerdas?...
Todos los derechosa reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 04/02/2013)