carminha nieves

EL PASADIZO

                                              

 

Por el camino de tablas encima de la arena, casi junto al mar, caminaba, mirando la espuma de las olas blanca mezclándose con el dorado de la arena, iba alguien. Con las gafas de sol puestas, no se via el color de sus ojos. Mui derecho, paso cadencioso, alguien iba ajeno de todos, solo el e sus pensamientos. El ruido sordo del mar, mezclado con  voces de pescadores arreglando sus redes, oh  de las alas de las gaviotas,  solo. Caminaba. Una brisa le revoloteaba los cabellos, su chándal era  lila, un jersey del mismo color, zapatillas blancas, un bolsito colgado de la hombrera, quizá con el móvil así sin cansarse, parecía que iba a coger algo en algún sitio.

Lo estuve mirando, desde la grande ventana de del café.

Sin darme cuente lo acompañaba, yo también tenía que ir a buscar algo, aun no sabía a donde., ni el qué.

Bien en el fondo, buscaba tranquilidad, pisar mis sentimientos de  venganza, limpiar el deseo que pagaran todo, sintiendo como yo, la injusticia e ser puesta de lado, tragada por el olvido de lo que soy, un ser humano.

Mezclado tenía  mi cuñada que en un hospital estaba inconsciente, en un mundo solo de ella, sin conocimiento, sin hablar, repasando su vida, lo que sabía, sentí una impotencia terrible, había prometido a su hija ir a verla, aún no había tenido coraje de hacerlo.  ¡Me lastima tanto!  Sufrir así al final de una vida de trabajo, es triste y aun mas, indefensa e sola. ¡Será que no piensa? ¿Será que no siente nada? Misterios de la vida, esto me vuelve insignificante, no somos nada, en un nada quedamos.

Ya solo avistaba una figura al lejos de alguien que caminaba por el camino de tablas, en la playa más unos minutos y saldría de mi alcance. Ya no lo acompañaba, era alguien, podría ser yo o tú, al final todos andamos buscando algo.

Nadie quiere terminar su paseo por la vida, pero el termina, para todos, así es y nadie lo cambiará.

Vive y ama, se feliz mientras puedas, porque cada paso dado es  menos camino para ir a algún lado buscar algo que queremos.

Bien aventurados los pobres de Espirito, porque de ellos es el reino del cielo. No sienten, no sufren, no pecan, no aman ni odian.

Ni crises financieras, ni amores perdidos, ni desesperanzas, paran nuestro caminar en dirección al esplendor del sol,  que es nuestro final  y que nos espera.

Ya no vía la figura del alguien, volví mis ojos húmedos a la mesa cogí mi bolso y  me fui en dirección contraria al sol.

Tenía que  ir a ver mi cuñada y hacer de cuenta que era  fuerte y no cobarde.

“Por una lágrima tuya, dicen los enamorados, yo me moriría,” yo digo, por mis lágrimas nadie  ha vuelto a vivir, después de su vida haber terminado.  Por eso, ya no tengo ni una más, han secado, solo miro e siento, a mi manera, sin demonstrar a nadie lo que en mi alma siento.

Soy alguien, que al final no es nada en un camino de tablas en medio de la playa bien juntito al mar en direccion al esplendor del sol.

Oporto, 4 de Febrero de 2013

Carminha Nieves