En recuerdo a tu pulsera de estrellas
Escribiendo un horizonte en sus manos
sostuve una vida que reencarnó en mis dedos.
Su tacto hurgó en dimensiones -imponderables-
donde demonios y estertores
apostaban una eternidad
a los cambios en su mirada .
- nos miramos-.
Su pulso provocaba espasmos
que abrían paréntesis en cada cuadra intergaláctica
en la que levitaba con su literatura,
con su tatuaje de arena
con su dios.
Aun conociendo mi reacción
retuve una caricia entre sus yemas,
y suponiendo demasiado
me quedé dormido en su bus,
para cuando desperté ya tenía 32 o 33
y eso es demasiado
-tarde o temprano-.
para resucitar.
Inscribí en esquelas
en panteones,
nombres que en su nombre
volverán, se desenvolverán
sin hacer preguntas obvias
como: “Sí, acepto”.
sin obviar respuestas tenues
como:¿ Todavía me amas?
Nombres como su sombra
-surrealista, supeditada-.
que armoniza con sus uñas una estela.
Nombres como la muerte
que cierra los paréntesis y las olas
-sin despedirse-.
en cada cuadra intergaláctica
donde su tatuaje, su literatura y su dios
se han convertido en un zahir.