Puede que la frescura, de nuestra piel, se haya ido,
puede que nuestras fuerzas decaigan, que nuestro paso,
ya no sea ligero, más la frescura del alma, ¿permanecerá intacta?.
Puede que nuestras manos, pierdan su firmeza, que olvidemos a veces,
que la memoria nos juegue una mala pasada,
que nuestra vista disminuya, pero el espíritu, ¿permanecerá intacto?.
Más el día, que queramos
pintar nuestra casa,
levantar un muro,
como tantas veces antes,
dar vuelta la tierra,
sembrar nuestras flores,
plantar nuestros árboles
¡¡Ni alma ni espíritu,
podrán ayudarnos!!!!.
Pero quistecitos
en nuestro inconciente,
nos dirán ufanos, espíritu y alma,
¡¡¡ya...no sientas pena,
ya no te atormentes!!!!,
por lo que hoy no puedes,
¡¡¡ya, lo hiciste antes!!!!.
Recordemos juntos,
desde la ventana
que son nuestros años,
cuando en el pasado,
pintabas tu casa
levantabas muros,
sembrabas tus flores,
plantabas tus árboles,
que aún permanecen.
Todo lo que hiciste,
fue con nuestra ayuda
te dimos la fuerza, pasión y coraje,
cuerpo, espíritu y alma, hicimos el viaje,
levantamos muros
pintamos cien casas
sembramos mil flores
plantamos cien árboles,
trabajamos juntos,
¡¡¡ya... no tengas pena!!!!.
Desde la ventana,
que son nuestros años,
sentémonos juntos
en nuestra poltrona
pasemos balance,
de lo que sembramos
de lo que plantamos,
de lo recogido,
con furia y coraje,
mira con orgullo
la inmensa cosecha,
¡¡¡ya llego la hora de ver el paisaje!!!.
Nicolás Ferreira.