Mi súplica saltó al velo del silencio
para que mis caricias rociaran tu cuerpo,
con mi amor deleitarte, y a gritos confieso,
como esos galeones fugados del puerto.
Despierto
Tus labios sofocaron las cálidas voces,
tu piel inconmovible la has enmudecido,
se cerraron tus ojos, fuerte como robles,
sin recibir respuestas a lo que has oído.
Dormido
Crepúsculo de aurora de este sentimiento,
lugar y tiempo vivos, cruzados sin verse,
difuminados alma cuerpo por el viento,
pasión y amor llegaron lejos a perderse.
Tormento
Las lágrimas que danzan lentas en mi cuello
y el oscuro color tapizando mi cuerpo
-en lóbrego matiz abriga el desconsuelo-,
es airado sollozo… de saberte muerto.
Desvelo
Déjame llorar solo un día,
egoísta por tu partida.
Déjame un día sentir celos
porque ha de refugiarte el cielo.
Después, el hermoso recuerdo
de lo vivido y que no pierdo,
de lo que dejas en mi senda
hasta que la muerte me llega.
Entrega