Si hay algo en la familia
que a los abuelos da ilusión,
es de un nieto la inocencia
y de un hijo la atención.
Será porque unos y otros
necesitan mucho cariño,
que nos sentimos nosotros
como si fuéramos niños.
Por desgracia en ocasiones
nos olvidamos de nuestros mayores
y puede que dejen de atenderles
las nuevas generaciones.
No nos paramos a pensar
que un abuelo es un tesoro
de sabiduría ejemplar
que ponen a nuestro servicio
si nos paramos a escuchar.
En los tiempos que vivimos
de premuras y agobios
nos olvidamos de ellos
y en las Residencias los dejamos
quitándonos el lastre del medio.
Yo conozco muy bien esos lugares
que visito con frecuencia
y os aseguro que en ocasiones
me siento presa de la impotencia.
¡Ellos nos dieron la vida
y nos criaron pasando peripecias!,
no está decente que ahora nosotros
traslademos la obligación
a manos ajenas
Es increible el amor que te dan,
¡el ciento por uno a cambio de casi nada!,
un apretón de manos, una mirada,
un aliento sutil que acorte distancias.
¡Que Dios nos ayude a entender
lo que por ellos debemos hacer,
porque no hay cosa que más puede doler
que la voz de la conciencia al anochecer!
Fina