Faltan palabras para celebrar
tu bello rostro de tierna azucena,
tu premonición de nácar y almíbar.
Mujer y nombre que amamos: Malena.
Y tus manos van un mundo creando
de mil dulces cantos, juguetes, hados;
aquellos niños sueñan esperando
encantarse con ellos, así, ufanos.
Qué grande falta nos haces, Malena
a mí , sí, y aquellos sencillos niños,
que sin ti sentimos como una pena,
como es la de una vida aún sin sueños.
Tus manos, tu piel y tu alma serena
¡parecen ser las de aquellos pequeños!