En este pequeño mundo
uno puede ser detonante de conflictos,
mas no el principal problema.
En esos círculos particulares y cerrados,
suele suceder,
que la gente sea desechable
y el afecto al exterior ficticio.
Nada más fácil que cerrar la puerta
tras sacar a escobazos el cariño
al fin y al cabo solo hay prueba
de que la amistad verdadera
es casi un espejismo.
Apenas se puede sonreír a la suerte
y alzar la mirada al infinito
sigue en fragua e inexorable el destino
moldeando a hierro caliente
un corazón contrito.
Cierto es que la vida da lecciones
y la tristeza azota sin previo aviso
queda explícita la evidencia
de que el Eterno tiene sus designios
sólo queda recoger memorias
y seguir andando este camino.
No se agobie en cambio el caminante
cada quien es arquitecto de su sino
borrón y cuenta nueva,
suspiro largo…
perdón..
y olvido.