Es tan fácil ahuyentar el amor o lo que es lo mismo: correrlo, echarlo, votarlo… Es tan fácil como echarle insecticida a una molesta mosca o a ese zancudo que hace un ruido insistente en el oído, lo rocías un poco y se acabó su vida. Al amor sólo tienes que someterlo a una dieta de silencios o a un sencillo régimen de ausencias, tal vez al ayuno de besos. Son tantos y tan sencillos los caminos…
Puedes también atropellarlo con frases telegráficas: Sí, no, también, bien, gracias, besos, abrazos, nos vemos… Pero… hay algo especial, ni se imaginan ¡qué efectivo resulta un beso tipo iceberg!, un sencillo y certero beso de hielo. O tal vez otro poco de silencio, y más silencio, o también una pequeña dosis de silencio… creo que con un poco de silencio está bien ¿Qué tal si le agregamos un poco más de silencio? ¿Suficiente? ¡OK!. También resulta efectivo no responder mensajes, llamadas, señales de humo, código morse, braille, nada de eso, dar respuesta puede ser mal interpretado. Pero en la mayoría de los casos, resulta más fácil decir un ¡LÁRGATE! o tal vez ¡ERES UN ESTORBO, NO QUIERO VOLVER A VERTE! O un certero ¡VETE! Es tan sencillo ¿Por qué darle vueltas al asunto? Sólo quítese esa mosca pegajosa de encima.