Caminaba a la luz de la luna
mientras le preguntaba a las estrellas por ti,
pero ninguna respondía a mi pregunta,
como vagabundo recorrí las calles de la ciudad en busca de tu amor,
creí mi busqueda en vano, pero no fue así.
Te ví a lo lejos, y reconocí que eras tú
la que hoy es dueña de mi corazón,
cubierta por un manto divino,
resplandeciendo en belleza,
tu cabello ondeado por la suave brisa
quien a su vez me traia el perfume de tu piel,
endulzando mis sentidos hasta hacerme volar.
Tan frágil y delicada como una flor,
sumiza entre la multitud,
tímida y vulnerable a la vez, amada mía así te ví.
No pude abstenerme, corrí hacia tí
y sentí la necesidad de tenerte entre mis brazos,
para nunca dejarte partir,
de recorrer el mundo a tu lado,
como dos locos enamorados.
Tu belleza es inigualable,
que las rosas se postran a tus pies haciendote reverencia,
donde sus pétalos acarician cada uno de tus dedos,
impregnando tus delicados pasos de su exquisito aroma.
Te amo amada mía,
eres la dueña de mi amor,
hoy mi pluma y tintero,
escriben solo versos de amor,
dibujan un mar de palabras
solo para ti.
Te amo