Ayer tuviste
que irte sin
decir adiós
Furiosa quedé
en la puerta,
la escoba fue
testigo...
Pero claro
que no fue
suficiente tener
la casa limpia...
Cuando tú no
estabas dentro...
Así que busqué
en el parque
consuelo...
Me abracé de
un gran árbol
y sentí como
poco a poco
me serenaba,
el ser que
mustio había
quedado cuando
cerraste, cerraste
la puerta una
vez más,
la última.