En el jardín de mi alma,
-un día, sin previo aviso-
con un suave aroma y mil colores,
radiante y llena de alegría,
con destellos de dulzura,
sublime melodía en sus tersos pétalos
que inevitablemente hacía palidecer
todo vestigio de tristeza,
invitando con coquetería y picardía
a las mil caricias de mis anhelos,
apareció la más bella flor jamás vista
en todos mis días de empedernido soñador,
con el tenue roce de sus pétalos
mi alma enamorada quedó…
Deshojando he quedado,
la fantasía de mis verbos y el amor,
en el eterno discurrir de mis sueños,
mis angustias han desaparecido
con la magia de sus encantos,
entre el alba y el ocaso de infinitos días,
con los perennes latidos de mis manos
he bordado el amor para ella,
-en todos los tiempos posibles-
la vida nos ha hecho disfrutar
a plenitud el uno del otro,
sin distancias, sin ausencias y sin razones
solo florece ella en mi jardín…
Esos desbordantes pétalos
de ensueño pincelados
en cada poro de mi alma,
en cada latido de mi corazón,
en cada respiro de mi vida,
tiene tu nombre tatuado
en cada uno de ellos…
Esos pétalos de amor,
los he ido conjugado sin cesar,
en los caminos de mi vida,
los he dibujado con mis caricias,
los he vivido en el lecho de mis sueños,
no hay sentido de pertenencia,
solo vivimos el uno del otro,
conjunción de perfecta armonía,
una eterna filigrana en el universo,
no hay otra razón para vivir,
en todos y cada uno de ellos
estás tú presente,
mi bella dama de ensueños,
esa de la que enamorado estoy
-y estaré-
No necesito nada más…
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