Caudaloso rio.
Bajabas crecido
hacia el final de tu viaje.
Asomada al puente
tu clamoroso vigor,
me inundó el alma
de un fuerte
deseo de libertad.
No era nada
comparada contigo.
Pero ambos nos pertenecemos.
La misma Naturaleza nos creó.
¡Me sentí tan unida a tí!
¡Qué hermoso instante
de la más pura
esencia de la vida
me ofreciste!
Gratitud te debo,
mas no sé
en qué moneda debo pagarte.