carminha nieves

EN MEDIO DE LA TORMENTA

 

Era hora de parar y vivir, hace mucho tiempo. Pero no lo conseguí. Continuo en medio de tormentas diarias, mezclas de incertidumbres, he continuado, andando contra el viento de tantas cosas que no me dejan ser  como quería.

Serena, en paz, viviendo sencillamente, contigo, sin lujos ni pretensiones intento olvidar lo que me hiere.

Cuando joven, pensaba como seria con la edad de mi Madre, como sería mi vida, hoy lo sé. Distinta, en casi todo.

Maneras de ser distintas, ella tuvo una hija, que  nunca la ha dejado,  en momento alguno, pendiente de hacer con que viviera a su gusto, sacrificándose, con gusto, para amenizarle sus días.

No me acuerdo de habernos tenido discusiones, por veces me lastimaba con palabras, pero no contestaba. Callaba y mismo si lloraba era sin que me viera.

Con mi edad, Ella no tenía pretensiones a tener una vida en común con nadie, yo al revés tengo y quiero estar con alguien que me haga compañía, ser independiente, aceptar un poco de todo. En el pensamiento del otro no mando, por eso lo acepto. Qué más da que piensen lo que no deben. La maldad, cada uno coge la que quiera. Solo deseo que me dejen estar a mi gusto, vivir lo que puedo, sin invadir la de ellos. Dios me hizo, con mis defectos y virtudes,  intenté ayudar como he podido, mis consejos, ni los han oído. Me muestro con sinceridad, digo lo que pienso sin ofender a nadie. No hubo manera de que me entendieran. Así, he desistido, de luchar para tener una vivencia franca y  verdadera con la familia.

Distinta mi manera de la de mi Madre. Ella tuvo suerte conmigo, con mis hermanos ni tanto.

Cuando jóvenes, ni pensamos las cosas raras que nos esperan, por mucha imaginación que tengamos.

Comparo mi vida a de ella ¡y es tan distinta! No por el tiempo en que estamos haber cambiado, esos no tienen nada a ver con sentimientos, pues soy moderna  y me he adaptado a ellos, sin cambiar mis principios y mi manera de sentir. No somos de plástico, ni tendencias de moda, seres humanos, sí,  Siento que  han timado, en mis ilusiones, que  lo que pensaba inocentemente, era ilusión. Poco o nada tengo, a no ser mi corazón aun lleno de amor para dar en su verdadera acepción humana.

Tampoco me gustaría ser de otra forma, mismo que sepa que sofría menos, fue una opción mía consciente, pues para vivir tengo que sentir el calor humano, la belleza de un poema, la ternura de una mirada, la mano que sujeta la mía, el gesto de atención de alguien, el cuidado  con que evitan que cargue con paquetes, la suavidad de sujetarme el codo cuando bajo o subo escaleras. Abrir una puerta e dejarme pasar primero, siempre todo eso tuve en mi vida desde que soy mujer. Un poco rara, sí, pero como  soy delicada con todos  sin hacer distinciones de clases sociales, duele por veces  sentir que para algunos ni existo.

En este mundo que se ha hecho una mezcla de ansia de poder, de ser más que nadie de valores efémeros, ando en zigzag  para evitar choques que me pueden derrumbar.  Siento que en el pensamiento de muchos estoy, es difícil olvidarme, por algo que he dicho, por un gesto, por  haber hecho  algo distinto, ocasiones  hay que me recuerdan.

Prueba de eso la tengo. Una frase un gesto,  por veces vale más que  el dinero. Este se gasta, lo que hemos sentido algún día ya pasado no.

Como paredones para evitar que el mar entre tierra adentro, no merece la pena hacerlos, el mar viene tarde o temprano buscar lo que es suyo. La verdad e sinceridad es igual. Su sitio nadie  lo quita, por mucho que el lado malo y sin consciencia intenten, quedará siempre. Amor, es el mar que no para, que todo derrumba y entra  alagando nuestros corazones para siempre, ni la muerte, lo lleva, si amas una vez que sea en tu vida, quedará dentro de ti, mezclado con la arena del recuerdo de  la felicidad que has tenido, mientras  amaste y fuiste amado.

Que las nubes de nuestras tristezas se abran y el cielo  quede azul  límpido, mezclado con el verde del mar color de esperanza, para todos.

Oporto, 6 de Febrero de 2013

 Carminha Nieves