Perdono a los ladrones por necesidad,
exculpo a los salidos de fin de semana,
comulgo con los coleccionistas de fascículos
que no cuentan nada.
Brindo por la gente aburrida,
fichada y clasificada.
Los demás nos conocen demasiado.
Bendigo a los frustrados,
a los fracasados admiro,
aplaudo a quien lo intenta
aunque no lo consiga.
Brindo por la gente rara y sospechosa.
Los demás merodean y miran
con ojos muy abiertos
por si les manchamos
un minuto de su vida.
Los mentirosos me acompañan,
los borrachos me saludan,
y doy los buenos días
a quien pide limosna
y a putas deslenguadas.
Los demás se preocupan
por no acercarse demasiado,
no sea que se contagie
la soledad y el mal fario.
Comprendo a los hipócritas,
exculpo a los trasnochadores,
bendigo a los tristes
y a los que duermen mal.
Brindo con vino barato
por la gente que vivimos detrás
de esta bonita sociedad.
Merecen todo mi respeto
los adictos a enamorarse,
los que luchan caídos,
los sin amigos.
Los demás ya tienen en que apoyarse.
Los demás ya saben que hacer con nosotros.