No voy a esperar mil rosas de un cardo,
ni si quiera una, ni tantas cosas.
Pero si espero espinas de una rosa
y encuentro y espero hasta que ardo.
No me cortaré con vuestras espinas,
pero en mi mano se que se han clavado
no serais mi dios el que he alabado
bella dama detras de la cortina.
De plata es mi corazón desvestido,
de oropel ¿a caso sera el tuyo?
no se pero tu faz si que es hermosa.
Si, mi vida por ti se ha arremetido
por eso desde nunca siempre huyo
pues tu alma no es un pétalo de rosa.