DESILUSIÓN
¿Ya para qué hacer versos ,
si la musa se niega,
si la pluma es burda,
y el siglo pasa y pasa
como el silente río
de aguas sólo dormidas?
¿Ya para qué se escribe,
si la tinta se agota,
como el amor se acaba,
como caen las hojas,
como ríen los niños
con bullanguera risa?
¿Ya para qué se piensa,
si las ideas vuelan,
si dejar sólo un rastro,
como vuelan las aves
sin dejar un camino?
¿Ya para qué se sueña,
si sólo son los sueños,
sueños y nada más,
si al despertar se encuentra
terrible realidad
y nada se concreta?
¿Ya para qué se ama,
si es el amor quimera,
si se queman los labios
como queman los rayos
esas flores hermosas
que hoy son y no mañana?
¿Ya para qué se quiere,
si el corazón se muere
con cada dulce beso,
si el alma se destroza,
como una débil rosa
del vendaval al paso?
¿Ya para qué se llora,
si queman las lágrimas
al rodar las mejillas
y se marchita el rostro,
y los ojos se quiebran
lentamente y no ven?
¿Ya para qué se canta,
si la voz es trémula
y la alegría es vana,
si aquella melodía
tarde o pronto nos cansa
y se aburren las notas?
¿Ya para qué se vive
si la vida es la farsa,
donde todos actuamos
a un vil papel de acuerdo,
si los días se pasan
y se esfuman los años?
¿Ya para qué se goza,
si el placer mentira,
si el paladar se hastía
nada más al gustarlo
y nos queda en el alma
un dejo de tristeza?
¿Ya para qué se sufre,
si es el dolor el gaje
de toda nuestra vida,
si sufriendo se nace,
si sufriendo se vive,
y sufriendo se muere?
¿Ya para qué morirse,
si al nacer empezamos
a morir por momentos
y cada día que estamos vivos
es ese un día menos
en nuestro calendario?
II
¿Que para qué hacer versos
y para qué se escribe?
¿Que para qué se piensa
y para qué se sueña?
¿Que para qué se ama
y para qué se quiere?
¿Que para qué se llora
y para qué se canta?
¿Que para qué se sufre
y para qué se goza?
¿Que para qué se vive
y para qué se muere?
Para vivir la vida,
que es mejor cada día,
que es más bella y hermosa
con todas esas cosas,
si sacamos de ellas provecho
mucho mejor es todo.
Para vivir la vida
que es propio de valientes,
con ardor luchar siempre,
que es a los hombres dado
el empuñar las armas
y vencer aún muriendo.