I)
Ya amanece: el sol pinta la alborada,
se entrecruzan los trinos de la aurora,
rocío de una rosa es su mirada
y en mis pasos su voz que me enamora.
En la umbría arboleda, alfombra verde,
el hálito serrano es remolino
que me trae su nombre, va y se pierde
como amorosa ronda en el camino.
Ideando su imagen en el cielo
me sacude el deseo de abrazarla:
mordiendo voy la sed de mi desvelo,
la ardorosa utopía de besarla.
La senda abochornada del estío
enciende en el calor el sueño mío.
II)
A esta hora de canícula insolente,
hay recital de grillos allá afuera.
La noche va pasando, displicente,
y el coro es una trova lastimera.
En el cielo, de oscuro terciopelo,
el titilar de estrellas se hace fiesta,
la luna se ha perdido en lento vuelo
arrullada en los sones de la orquesta.
Del cortinaje emerge su figura,
mostrando una dulcísima sonrisa,
todo lo envuelve su halo de ternura.
Los visillos se mueven con la brisa
y en un soplo se esfuman sueños vanos
dejándome un clavel entre las manos.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.