Soy una lágrima que nunca fue enjugada
y vivo huérfana, solitaria, en devaneos,
en la profundidad de la mar, agobiada,
buscando febril otra lágrima inspirada
en disfrutar sus deseos en mis deseos.
Soy una lágrima que en aguas congeladas
cargo un férvido equipaje lleno de sueños,
donde conservo aún tus pupilas amadas
con las pueriles pasiones idolatradas,
lloviznas en versos que guían mis empeños.
Soy una lágrima y en desnudez mojada,
busco los besos que tus labios no guardaron,
al caer por la mejilla, ya enajenada,
en tu otrora boca impávida, que cerrada,
se perdió los manantiales que la mojaron.
Soy una lágrima que ama por ti olvidada,
presa entre rojos suspiros delirantes,
en esta fe, místicamente aprisionada,
sin saber si esta vida sin ti es destinada
a vagar, peregrina, entre gotas errantes.
Soy una lágrima que una noche acostada,
sentí el abrazo de otra lágrima en conexo
y pensando que nunca fui por ti extrañada,
colmé mi sed, con su pócima blanqueada,
bebiendo hasta quedar embriagada en su sexo.
Autora:
Amelia Suárez Oquendo
Amediana
7 de febrero de 2013.