"En verdad puedes creer,/ sabiendo que la vida es corta,/ que puedes ser o no ser…/ y eso a nadie le importa"
En verdad qué complicados somos a veces,
cuando todo podría ser mucho más sencillo,
quieres iluminar con luz de la cual careces
y lo tomas como propio y es ajeno tu brillo.
No es fácil entrar en tu propio mundo interno,
el camino que conocías se volvió un laberinto,
el frío que solía acompañarte cada invierno,
se puede sentir como un frío muy distinto.
Hay gente que cree que conoce bien tu sentir
y es gente que inevitablemente se equivoca,
me importa más lo que mi alma pueda decir
que aquello que diga solamente mi boca.
A veces a mí mismo me cuesta reconocerme,
hago recorridos en mi alma y me confundo,
no pueden otros a su manera pretender verme
y sacar conclusiones en un tris, en un segundo.
Somos humanos y por lo tanto indescifrables,
como crucigrama que cuesta mucho resolver,
de inocencias injustificables somos culpables,
de poder haber sido algún día y ya nunca ser.
A veces tenemos la respuesta justo enfrente
o en ocasiones es en el alma en donde está,
oculta en algún lugar recóndito de la mente
y somos pues, crucigrama que no se resolverá.
Horizontales y verticales incomprensibles,
ninguna definición del todo te identifica,
mezclas cosas probables con las imposibles
olvidas la locura evidente que eso implica.
Me he ido en soledad a tratar de examinarme
y sin respuestas encontradas me he devuelto.
Enigma soy y aún no he logrado descifrarme,
concepto oculto de un crucigrama no resuelto.