Ahora, dulcemente, embriagador perfume,
llena el espacio infinito de mi ser
tal vez en tu apacible viaje logres conocer
la raíz de mi arco iris y mis ollas de oro;
los guardé para el alba, al anochecer.
Si oro buscas, allí lo hallarás;
en la espuma juega con la bruma del mar;
y en sus alegres giros me verás sonriente
en el aire y la brisa, indeleblemente;
aspirando el etéreo y mágico aroma
que, emocionado al sentirte así,
abriré los brazos y echaré a volar.