Al encontrarte a ti, un día cualquiera,
en tierra caliente de invernadero,
tus labios fueron los míos, primero.
Así traté, de olvidar mi quimera.
Desde entonces he sido más tu esclavo
mendigando como pan tus caricia,
y cuando quieres haces mi delicia
por estar contigo me afianzo a un clavo.
Desde que te encontré lo he padecido,
el tormento de estar sin tus caricias,
Y es por ti que este amor así ha crecido
Al tenerte tan cerca tú me envicias,
cuando llegan tus risas a mi oído
para enseñarme lo desconocido.
Autor, Joaquín Méndez.
Reservados los derechos.
08/02/2013 21:57:17