OBJETIVO 1:
El Averno. Loki sostiene de la cabellera al último dios que enfrentó a la divinidad nórdica.
-Cómo ya ves, nada puede interponerse en nuestro camino. Somos los ganadores... Siempre!
Exclama con soberbio creísmo el dios travieso.
Este es un mundo de fantasías. Seres mitológicos conviven aquí. Elfos, orcos, demonios, duendes, hadas... Todos ellos existen en Terra-M.
En los Terrenos Altos del Chello se fundó el Parlamento de Razas, justo en el centro de estas tierras.
Los jerarcas representantes de cada raza están ubicados tras un mesón circular donde promovían en sus reuniones leyes, tratados, convenios; entre otras cosas.
En el Parlamento de Razas se convino la paz en Terra. Esto duró más de dos siglos hasta hoy.
El jerarca orco con retumbante voz, exclama:
-Desde este momento se decreta la guerra entre las diferentes razas del planeta. Y yo personalmente me encargaré de no dejar vestigios de nuestros enemigos naturales. O sea...
-Nosotros!! –Se levanta indignado el jerarca elfo-. No permitiré que basurees así a nuestra raza, feo orco...
-Bueno, ya basta! –Detiene el jerarca vampiro-. Ya he escuchado suficiente. La guerra es inminente así que...
-Así que podríamos establecer reglas de alianza... –interrumpe el jerarca mediano-.
-Alianza? –Prosigue el jerarca vampiro-. Nosotros sólo confiamos en nosotros. Los vampiros no acordamos unirnos a ninguna raza. Y con su permiso señores, tengo algunas criaturas por conquistar...
-Las alianzas son obvias... Pero qué harán los malos si ganan? No creo que compartan las tierras del planeta -reflexiona el jerarca ártico-.
-Eso… – se levanta el jerarca demonio dejando un suspenso-. No es asunto de ustedes los buenos...
-Está bien demos por terminada la reunión. La guerra ha comenzado – concluye el jerarca maya-.