Es tu andar cadencioso,
-como pantera en acecho-,
cabellos como en helecho
que cuelga...¡esplendoroso!.
Dios depositó en ti,
magnificencia divina,
belleza cuando camina,
y me eligió solo a mi.
Para gozar de tu encanto,
amarte como ninguno,
vigilante cual neptuno,
y poder amarte tanto.
Por eso bello gorrión,
aquí estoy ante ti postrado,
rogándote ser amado,
desde el fondo de tu corazón.
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana BCN, MEXICO, Feb.09/13