Vi un pájaro herido, mirando con nostalgias el cielo.
EL conformismo de la vida, arrulló muchos de mis sueños.
La tarde gris, llora a las hojas secas.
Hurgué mis ojos con desgano, a ver si miraban hacia dentro.
El rostro de la misma anciana, refleja penurias nuevas.
Mi lápiz nunca se niega, a regalarme unos trazos.
Un granito de arena, enceguece, al azul paisaje.
Una flor, busca desesperada, pequeños vestigios de su aroma.
Pensé que era camino sin piedras, pero estaban en mis zapatos.
El valiente soldado sus lágrimas disparaba.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero. Derechos de Propiedad Intelectual Reservados bajo el Número 1302054547210