Con un soneto, en versos de caricia,
a tu ser llegaré. Luego de un beso
en tus labios de fácil embeleso
seremos sueños de fruición ficticia.
Tu sentirás de mi alma la delicia
de amarte solo con pasión e ileso
de amor iré como un chaval travieso
de tu cuerpo buscando la impudicia.
Ya por tus piernas pasaré las ganas
que bajen de tus senos deleitosos.
Seré el amante fiel de tu cintura.
Después, lejos de ti, por las mañanas,
en recuerdos sutiles y brumosos,
repetiré en mi mente esta locura.