Hugo Emilio Ocanto

No lo hice yo

Me culpaste. Pero no sabías lo que hacías.

Al enterarme de que estabas enferma,

traté de hallarle una solución¿.cuál era?

Tratar de trabajar más. Lo hice.

Hasta que mis fuerzas ya no daban más.

Cuando en entré al departamento

de m i madre, no sabía con quién

ella se encontraba.

El era su amante y yo lo ignoraba.

Allí me  comentaron de su amistad,

y yo la acepté como debía hacerlo.

De todas maneras, mi padre hacía

poco tiempo que había fallecido,

y ella tenía derecho a disponer de su vida.

No me importaba.

A través de su relato,

él me transmitió sus sentimientos hacia ella,

y me confirmó que iban a casarse.

Contándome pasajes de su vida,

me entero de que un tío suyo le había

dejado una cuantiosa fortuna.

Entonces yo,

no podía creerlo,

le solicité me facilitase un préstamo.

¿Para qué lo necesita? - me preguntó.

"Para poder solventar los gastos

para una operación que debe hacerse

mi futura esposa" - le respondí.

¿No será para emborracharse como es su costumbre"?

"Usted me está ofendiendo".- le respondí.

Entonces saqué un revólver

que tenía en mi saco, y le dije:

"Tengo esto  en mi poder,

para defenderme de la mala gente.

Sólo se lo muestro a usted

para saber si me lo compra".

Entonces él se avalanzó sobre mí,

y un disparo se escapó del arma

accidentalmente.

Te juro que yo no lo hice.

Fue un accidente. No lo hice yo.


Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emio Ocanto - 09/02/2013)