No hay nada más azul que tu mirada,
aunque tus iris sean de caramelo.
Y es que en tus ojos se refleja el cielo,
la pureza al andar de tu jornada.
Lapislázuli es tu palabra dada,
sodalita tu amor y tu desvelo,
con el más puro añil tiñes el suelo:
es tu paso cabal, tu frente honrada.
¿Caminas este mundo o alucino
ideándote con alevosía?
Suspicaz cierto pájaro azulino
frunció el ceño y dijo ¿Todavía
buscando en lo terreno lo divino?
Mi índigo viene, dije yo, ¡porfía!