De niña soñaba, con una vida tranquila,
llenarme de hijos, junto al amor de mi vida,
tener una casita linda,
en donde jugaran los niños, felices, noche y día.
Sin embargo, ¿hoy que tengo?
Tengo una vida vacía,
sueños rotos, llenos de melancolía.
¿Porque lo permití?
Esa pregunta da vueltas en mi cabeza, día a día...
No me pidas perdón, no, ¡ya no por favor!
Pues quizás la culpa, ha sido mía.
No debí abandonar mis sueños,
mis metas, mis anhelos, mis alegrías,
pero todo lo hice por amor,
creyendo que ese amor, nunca se acabaría...
Ahora, solo me queda esperar
el fin de mis días, tratando de olvidar,
sobreviviendo el día a día...
No me pidas perdón, ¡ya no por favor!
Ya no te puedo perdonar...
¡Que te perdone Dios!