No vi jamás vestido más bello,
de seda celestial cual visten ángeles
y que sus plumas dibujan finos detalles
que brillan al sol y perfuman el aire.
Bordados sutiles, sastre divino,
hilajes dorados se entrelazan en flores.
Jamás he visto un vestido más bello
que tu cuerpo desnudo sublime en la noche.
El rocío descansa dulce en tus pechos,
las estrellan reflejan la luz en tus hombros,
y una gota de lluvia resbala en ti entera,
rozando la seda de tu bello vestido,
desnuda a la luna de la primavera.
Lemos Maximiliano Daniel.
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