El rezago de la lluvia, solo lágrimas,
Y las nubes se llevaron en tus cartas los pañuelos,
No tuve miedo a tocar la llama, pues la acobijé
con un abrazo de abrigo, permanecía ahí, yo la escuche latir,
pero esta vez no estaba conmigo.
Se desentendió de mi respiración, murieron las caricias.
quemadas con las cortezas de labios incendiados.
No pude medir la fe, mucho menos el olvido.
No pude medir ni siquiera el paso que me alejó
de tu boca y del olor a despedida.
Qué pena me da todo esos maderos cortados
en nombre del amor que no se harán fuego,
qué lástima me da matar al árbol del amor en vano.
porque eres humo y poesía según las circunstancias.
Como no quererte cuando me incendias,
como no llorarte cuando te lleva en sus brazos el aire,
como no extrañarte si eres lo único inmóvil
que baila con mi cuerpo al estar solos.
Como no dolerme tu aroma si al final no me queda nada,
tan solo esta triste mirada que te busca y que no te encuentra,
Qué pena me doy que pena me da, saber que no tengo nada,
tan solo minutos de amor y después una encrucijada!