Una noche se derretía
ante los témpanos del sol
y la nostalgia moría
sin motivo ni razón.
Los motivos incrustados
servían como canción
y los versos se congelaron
en su punto de ebullición.
Cada punto cardinal
baila su propio son
luciendo un punto focal
de una misma dirección.
La dirección de la lluvia
iba directo a tu casa
prisa llevaba mucha,
y de paciencia, escasa.
Paciencia tienen las almas,
traspasando las fronteras
y si la paciencia se acaba,
la impaciencia queda entera.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero. Derechos de Propiedad Intelectual Reservados bajo el Número 1302014522448