La ves y lo sientes,
lo sientes y mientes,
insensatas confesiones,
de efímeros amores.
La besas y la matas,
la matas y mueres,
vida corta pero
dulce, dulce beso.
Lo sabes pero enmudeces
entre caricias,
miradas y despedidas nacen
un caballero ignorante,
y un caballero consciente.
Sus ojos color canela,
que embriagan el juicio,
labios de tersa tela,
fieles amantes de los míos.
Me obligan a confesar
las penas de este
amante pasajero.