Observa aquél árbol frente a ti,
en la mañana despejada,
con un sol completo.
Sus hojas no se mueven,
están abiertas, receptivas
a los rayos de luz
del círculo de fuego.
Comparte su serenidad
que viene de lo más profundo,
aisla tus sentidos,
cada uno de ellos
es una puerta al malestar,
si te apegas a su efecto.
Las hojas se dejan llevar,
se acuestan en la dirección del viento,
soportan huracanes,
porque van en la corriente.
Fíjate en las palmeras,
con sus fustes flexibles,
su copa llega al suelo
en un vendaval,
y se levantan como si nada.
¿Por qué confrontas,
te revelas
y llevas la contraria?
La vida es así,
sufren más,
quienes navegan contra corriente.
Desde tu mirador,
en la soledad del acantilado,
observa el vuelo
del águila pescador,
se detiene en las alturas,
a las que ninguna otra ave llega,
planea su vuelo,
siguiendo las corrientes,
en espiral del viento,
se mete en ellas,
se deja llevar
y asciende muy alto.
Se como esta ave,
como el árbol,
como la palmera,
entonces,
lo que tiene que suceder,
sucede y moverá a todos
Y tu estarás,
en permanente quietud
por que has aprendido
a ser parte del ritmo de la vida.
EL POETA DEL AMOR. 03-08-10.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.