"Si es pecado el amor que siento/ y un delito lo que escribo,/ por amarte no me importa/ ser de tu ley fugitivo"
Yo sé de ti cuando toses o cuando estornudas,
cuando sales del baño vestida y te desnudas
o cuando andas desnuda y apresurada te vistes.
Sé cuándo estás tranquila o si tienes problemas,
conozco el cuaderno donde anotas tus poemas
y sé muy bien cuándo son felices o son tristes.
Yo sé que en las madrugadas hablas dormida,
que llamas en tus sueños al amor de tu vida
y capto cuando entonces pronuncias mi nombre.
Entiendo que para eso no hay excusa que valga
y que haciendo el amor mi nombre se te salga,
ya no es algo que a estas alturas me asombre.
Yo sé bien cuándo trabajas, sé cuándo cocinas,
cuándo muy nerviosa de un lado a otro caminas
pues te inquieta el tiempo sin saber nada de mí.
Sé cuándo para que no te vean llorar te escondes
y también por qué mis llamadas no las respondes,
porque con sólo escucharte sé de la nostalgia en ti.
Yo sé que duermes desnuda y que no es por él,
percibo cuándo mis manos necesitas en tu piel
y cuándo tus labios están añorando mis besos.
Casi te escucho en las noches deseando verme
y sé igualmente que tantos deseos por tenerme
penetran profundo en tu alma y hasta tus huesos.
¿Te preguntas cómo puedo saber sobre ti tanto?,
¿cómo puedo adivinar la causa de tu risa o llanto?
Es que siempre con los ojos del alma te he visto.
Adivino fácil que tu necesidad de mí es infinita
y que tu vida siempre alrededor de la mía orbita
desde el primer momento en que yo en ella existo.
Sé de tus momentos luminosos y de tu oscuridad
y ante mi ausencia sé de tu sempiterna soledad
y de los silencios constantes en los que me nombras.
Cuida al menos, que en cualquier ataque de ésos,
no te encuentren en busca de mis brazos, de mis besos,
gritando enloquecida mi nombre entre las sombras.