A enamorarte, niña,
vengo cada mañana,
para eso entorno las horas,
para eso abro tu ventana.
A despertarte, niña,
a espabilar tu sonrisa,
esa que esconde tu cara,
esa que yace dormida.
A que me alegres, niña,
con esa tu dulce mirada,
que empapa mis ojos,
que me estremece el alma.
A desnudarte ,niña,
y a enamorarme de nuevo,
como hago siempre
cada vez que te contemplo.