carminha nieves

SIN CARNAVAL

                                           

 

Hace un año estaba en mi Tierra, rodeada de montes,  se llama Verin, en Galicia, por carnavales, con ansiedad iba a conocer un primo, que por cuestión  de la guerra civil, no lo conocía.

En el restaurante nos abrazamos, fue una maravilla el momento.

Este año, casi no me he dado cuenta que solo falta un día para que termine. El tiempo no ayuda y los problemas que me rodean tampoco.

Ni siempre la vida es igual. No somos metódicos,  prorrogados sim pensar  lo que debemos hacer  y las consecuencias, no son las mejores. Por mi parte  hago lo que puedo, para tener todo hecho a tiempo.

Pero, los demás, dejan pasar los días, sin solucionar nada, y cambian la vida a los demás. El tiempo pasa tan deprisa que  cuando nos damos cuenta, entendimos que pasaran semanas y semanas en un deja correr, que nunca más lo tendremos. Así sentimos que nada somos que no merecemos la debida  atención y que  poco caso nos hacen.

Gente desprendida de sus deberes,  distraída, que  no cumplen con sus obligaciones, parece que la crisis los ha volcado a  irresponsables, siento que  andan vagando en una nube, algo está mal en  el reino animal racional. El irracional está bien.

He pensado mucho en mi primo, hasta que cogí  el teléfono y llame a su casa. Como  pensaba estaba en mi Tierra pasando los carnavales. Por un lado quedé feliz, pues estaba bien, por otro triste por no haber podido ir junto a él.

El tiempo no lo ha permitido, perdí una oportunidad de volver a verlo. Lo hacho de menos. La vida es así, en la primera ocasión un abrazo le voy a dar aunque sea en  primavera. Le debo mucho en cariño y atención, ahora a esperar, es lo que hago, esperar.  Me siento como paloma con un cordel amarrando mis alas, quiero sacudirlas y no puedo, es terrible. Como pulga eléctrica, hago llamadas por teléfono, mando SMS,  insisto, pero nada. No consigo, terminar este arrastrar de complicaciones, sencillas de resolver, si las personas fueran  amigas de trabajar.

Desde abogados hasta directores de bancos, pasando por los normales mortales que por infelicidad no saben lo que quieren, solo fastidiar a los demás.

Así ha pasado el carnaval y casi ni me he dado cuenta, yo que tanto me gusta reír, bailar y pasar unas horas  alegres y  lejos de preocupaciones, este año, bajo cielo ceniza, lluvia intensa, no pude  despejar un poco mis preocupaciones.

Miércoles de cenizas, cuaresma, de nuevo a esperar por Pascuas, a ver si tengo más suerte y  marcho de todo esto a respirar un poco  de aire fresco en otras parajes, me hace falta, ¡sí hace!

No debía de ser así, mi manera de ser y estar en la vida, es  primero las obligaciones, solo echas puedo  desprenderme y distraerme. Pensaba que este año iba a ser bueno, mi cumpleaños es un domingo, día del Señor, pero por el andar del carruaje no veo nada.  Me queda pensar positivo, si de algunas famas ya no me libro, por lo menos  algún provecho tengo que tener.

Traje nuevo, colgado en el armario espera  también, tengo fe que lo voy a estrenar pronto en alguna fiesta mismo que no sea carnaval. La semilla de la vida empieza a romper   viene pronto la primavera, distintos serán mis días, besos de rayos de sol tendré, olor a desabrochar de la tierra, que prenuncian campos de flores, brisas  frescas  en mi cara, del cajón quitaré mis gafas de sol, trajes frescos y floridos pondré y de nuevo  seré yo, la hormiga que trabaja, pero ni siempre, tiene vacaciones, para vivir un poco, lejos de todo lo que cargo todo el año, día tras día.

Tierra mía, este año no te he visitado, en carnavales, el abrazo a mi primo  quedó  aplazado, pero lo daré y a mi tierra voy. Si Dios me lo permite.

Nunca desisto, nunca pierdo la esperanza, la mala suerte también se cansa de perseguirme, seguro.

Hojas de mi diario, de tantos, hojas que son  el vivir y sentir de alguien, que tiene las alas  prendidas por un cordel que lo romperá con fuerza de voluntad.

Oporto, 13 de Febrero de 2013

Carminha Nieves