Me acostumbré a extrañarte,
a imaginar que solo eras mío,
me acostumbré en mi silencio
a escuchar solo tu cuerpo.
Me acostumbré a besarte
como si fuera el último beso,
me acostumbré a sentir
que algo en tí había muerto.
Me acostumbré a mirar tus ojos
como mis últimos luceros,
me acostumbré que mi cuerpo
solo a tí te diera "eso".
Me acostumbré a creer
que era yo a quien amabas,
a cegar mis emociones
porque a otras te acercabas.
Me acostumbré a creer
que era yo tu bienamada,
por quien suspirabas,
reías y llorabas.
Me acostumbré a sentir
que nunca me extrañabas,
que pasaban los días
y no me necesitaras.
Me acostumbré a llamarte muchas veces
sin que tú me contestaras,
que vacía se sintió mi alma
al saber que no me amabas.
Me acostumbré a perderte,
me acostumbré a extrañarte,
aunque dentro de mi corazón
por siempre te quedaras.
Y sé que no habrá otro,
solo a tí te entregué mi alma,
me acostumbré a soñar
que tú tambien me amabas.
YOLANDA BARRY.