Te llamarás Anabella
por toda la vida
lo dirán tus zapatos
lo gritará tu vestido,
lo bordarán en tu blusa
los duendes del hilo.
Te llamarán Anabella
con su canto los grillos
y las flores del bosque
con hondos suspiros
dibujarán en tus ojos
una ronda de niños.
Te llamarán ¡Anabella!
los peces del río
y sus voces redondas
buscarán tus oídos.
Y cuando estés
en la escuela,
tesorito mío
Señorita Anabella
dirán tus amigos.
El tiempo que nunca
se queda dormido
encenderá en tu pecho
la flor del cariño.
Y vendrán los hijos
y tendrás tu marido,
para entonces, tal vez,
con paso cansino
buscaré para siempre
el fatal domicilio.
Y sabrás que una noche,
una noche de frío,
yo encontré este nombre
para tu apellido.