Mi alma desairada divaga lejos,
planea por las cumbres de aquel regazo,
se regala inconsciente a los pétalos marchitos,
busca un perfume que ha expirado.
Se impregna en tus desiertos, boca ajena,
y poco a poco muere de sed perdida y pálida.
Un alma solitaria que tirita de frió,
en los bosques mas cálidos de aquel corazón.
La desconozco y es mi pieza central,
la controlo cual peón entre blancos y negros.
La aventura de romanticismos antiguos
la atraparon poco a poco, a crueles mentiras
de historias y sonrisas con sombras de disolución.
Crimen de crímenes seria
enjaularla cual pájaro cantor.
Liberarla a amoríos turbios
es entregarla al primer postor
que ofrezca monedas de lata pintadas oro.
¿Que hacer con mi alma perdida?
Lemos Maximiliano Daniel.
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