Se bambolean mis pobres letras
en el balancín de luna bella,
libres en aquel inmenso cielo,
y se dejan mecer suavemente
y se dejan ir lánguidamente
hasta alcanzar las nubes de tul
que, muy hospitalarias, arrullan
para envolverse en su suave bruma
y descender perezosamente
hasta un tibio mar acogedor.
Mis letras se agrupan en palabras,
en sonidos de mar placenteros;
los verbos son ya remos de versos
que impulsan mi barquita velera
dejándose mecer por los vientos,
fundiéndose cielo, nube y mar;
versos en estrofas del amar,
estrofas en poema anhelado.
Y navegamos, yo y mis figuras,
en un mar delicado y aliado
para llevar los versos marinos
y anclar en el puerto de tu boca,
donde mis besos de sal y espuma
se fundan en tus labios de azúcar.
14 de febrero de 2013
Pau Fleta