Dos seres palpitan
con fresca alegría,
magia y sortilegio
embriagan su día.
Cual canto de alondra
crea poesía,
imprimen sus letras
sutil melodía.
Las sellan en árbol
rubrican su historia,
marcan la corteza
también su memoria.
Se miran y aclaman
el lugar que anida,
ansiado refugio
entrada prohibida.
Fundidos en beso
el resto se olvida,
aroma en suspiros,
pasión encendida.
Y llega la noche
dama consentida,
amor en cascada
danza presentida.
Quebrando distancia
clamor se avecina,
su tiempo de gracia
caricia domina.
Se aleja la luna
el alba se arrima,
con infinita ansia
nueva unión . . . la cima.
Y cuando el respirar
ya se normaliza
se acerca Morfeo
junto con la briza.
Entonces, resplandor
desprende la calma,
culminada entrega
de abrazo del alma.
Autora: Graciela Beatriz Traverso.