Llorando en la triste soledad, de las cuatro paredes de mi habitación, abrazo mi almohada, tratando de encontrar consuelo en ella.
Soy como un niño, suplicando a la nada que no me abandonés.
Mis palabras son llevadas por el viento, a las profundidades de un abismo sin fondo, donde se ahogan sin ser escuchadas.
Eres mi edén de donde fui echado,
Ahora te has convertido en mi infierno donde sufro por mis pecados.
Aún tengo la esperanza de que vuelvas a mi, sueño con ese día, que me tomes en tus brazos y me consueles.
Necesito tenerte una vez mas, ven a mi amada mía, no me dejes sin perdón,
Nuestra historia de amor se desvanecio.
Una gran Tristeza cubre mi débil cuerpo, mis ojos ya no tienen lágrimas, están secos como el desierto.
Autor: Abraham Escarlata